jueves, 23 de diciembre de 2010

NAVIDAD CON GLORIA.



                                                El camello cojito


El camello se pinchó
con un cardo del camino
y el mecánico Melchor
le dio vino.

Baltasar
fue a repostar
más allá del quinto pino…
e intranquilo el gran Melchor
consultaba su ‘Longinos’.

- ¡No llegamos,
no llegamos y el Santo Parto ha venido!
-son las doce y tres minutos
y tres Reyes se han perdido-.

El camello cojeando
más medio muerto que vivo
va espeluchando su felpa
entre los troncos de olivos.

Acercándose a Gaspar
Melchor le dijo al oído:
- Vaya birria de camello
que en Oriente te han vendido.

A la entrada de Belén
al camello le dio hipo.
¡Ay qué tristeza tan grande
en su belfo y en su tipo!

Se iba cayendo la mirra
a lo largo del camino,
Baltasar lleva los cofres,
Melchor empuja al bicho.

Y a las tantas ya del alba
-ya cantaban pajarillos-
los tres Reyes se quedaron
boquiabiertos e indecisos,
oyendo hablar como a un Hombre
a un Niño recién nacido.

- No quiero oro ni incienso
ni esos tesoros tan fríos,
quiero al camello, le quiero.
Le quiero -repitió el Niño.

A pie vuelven los tres Reyes
cabizbajos y afligidos.

Mientras el camello echado
le hace cosquillas al Niño.

                         Gloria Fuertes

jueves, 9 de diciembre de 2010

SANGRE Y ARENA


" He hecho esto porque es justo, la sangre exige sangre. Hemos vivido y perdido con sus caprichos durante mucho tiempo y no quiero que sea así. Yo no deseo  ver la muerte de un hermano por puro entretenimiento. No veré otro corazón arrancado de su pecho, ni un aliento perdido sin causa justa.
Se que no todos queríais esto, pero ya está hecho.....ya está hecho, VUESTRA VIDA ES VUESTRA, forjaos un camino o uníos a nosotros y juntos veremos como tiembla Roma..."
                                                                        
                                                                                             SPARTACUS
                                                                                           Sangre y Arena

 En mi opinión la brutalidad y lujuria sin límites de los romanos no son comparables a la masacre que por obligación realizaban los gladiadores.