...Y ME ARRANCARON UNA SONRISA

Hace unos días bajé tempranito al médico (nada grave, a por una recetilla de ná), malhumorada pero dispuesta y mentalizada a pasar un "buen rato" en la sala de espera. Frecuentemente, en estos casos me encuentro escenas de personas educadísimas que se cuelan en la consulta sin llamar, haciendo oídos sordos a las advertencias que les comunican que la doctora está atendiendo a otro paciente, ancianitos madrugadores que se pasan media hora de reloj, cronometrada, contándole su vida y milagros al médico...y otros muchos casos que acaban por minar mi paciencia.

Pero aquella mañana me deparaba una agradable sorpresa, una preciosa escena que presentí desde el primer momento, cuando vi la cara de complicidad de una parejita que se sentó frente a mí. Sus miradas lo decían todo, estaban nerviosos, expectantes y ansiosos por entrar, pero esperaron su turno educadamente, sin parar de mover las piernas, hasta que la chica votó de la silla al oir su nombre. Entraron juntos cogidos de la mano, unos minutos más tarde salieron juntos, de la mano, con dos sonrisas resplandecientes y contagiosas y allí en medio, se olvidaron del mundo y se fundieron en un intenso abrazo...y él le dio un beso  mientras  acercaba su mano para acariciar la tripita de su compañera....

Hace trece años  yo misma viví la escena por primera vez ¡ qué maravilla!