CAJÓN DESASTRE

Reconozco que cada vez que abro "ese cajón" me da miedo.
Hace varios años una amiga que acababa de comprarse su nidito, me comentó lo ordenada que era.
-Yo también, pero hay una cosa que no podrás evitar.
-¿Cuál? preguntó sorprendida.
-Tener un "cajón desastre" aseguré.
-Ni hablar, eso en mi casa no existirá nunca.
-Ya, ya..... ya me lo dirás cuando pase un tiempo, respondí irónicamente.

Paso a describir sin dilación lo siguiente:
Cajón: dícese del recipiente (normalmente de madera) que sirve para guardar o transportar algo.Algo no, ¡todo!
Desastre: hecho natural o provocado por el hombre que afecta negativamente a la vida...¡Ya lo creo!

En principio la utilidad de mi cajoncito era la siguiente:
Guardar los mandos de la Playstation, unos lápices y algún otro utensilio de librería para reponer los estuches de mis dos diablillas de vez en cuando. Pero pasados unos meses, ahí puedes encontrar de todo, los zapatitos de Barbie y Polly que recojo por cualquier rincón de la casa ¡al cajón!, esas pilas que llevaré a reciclar algún día, ¡al cajón!, los botones de repuesto de las prendas nuevas, que nunca usas porque cuando los necesitas es imposible encontrar el que buscas entre una marabunta de piececillas de todos los colores ¡ al cajón!, un pequeño cenicero por si acaso, ¿qué? si yo no fumo ¡al cajón!, los trípticos de publicidad coleccionados durante las vacaciones, visitas a museos, exposiciones...¡al cajón!, trozos de papel de regalo, el mando del video que pasó a mejor vida hace cinco años, una bombilla, piruletas de regalos de cumpleaños, las velas que sobran, un pasador de pelo, unos pendientes horrendos, que jamás adornarán mis orejitas ¡al cajón!, las ofertas de telepizza, calendarios de bolsillo, papeles y más papeles....podría continuar hasta el final de los tiempos.
En dos palabras CAOS TOTAL.
¿Hay algún ser humano en este mundo que no posea uno de éstos?

Por cierto, el tiempo me dio la razón, al cabo de un par de años pregunté a mi amiga y me confesó compungida.-¡No!, no tengo un cajón desastre, tengo dos.

Sin que se entere, yo también.